PRINCIPIOS DEL COLEGIO MADRID

El Colegio Madrid fue fundado en la Ciudad de México en 1941 por el gobierno de la Segunda República Española en el exilio para atender a la niñez proveniente de la guerra civil. Con el decidido respaldo del gobierno mexicano, bajo el influjo del cardenismo,  los  maestros  y  directivos  de la educación de la Segunda República (1931­1939) crearon e impulsaron un proyecto educativo que daría lugar a una institución para el  alumnado del exilio y mexicano.

El proyecto pedagógico original del Colegio Madrid se basó en los valores republicanos de justicia, equidad y democracia, y tuvo como antecedentes directos las ideas de la Escuela Nueva, así como de la Institución Libre de Enseñanza y el Instituto Escuela,  centros educativos emblemáticos  y de  vanguardia de fines del siglo  XIX  y  principios  del  XX  en  España.  En  el  ideario  republicano  destacan  el reconocimiento de la educación centrada en el alumno y una formación liberal, en sus  dimensiones  política  y  social,  estrictamente  laica  y  orientada  hacia  la comprensión  científica  y  humanista  del  mundo.  En  la  educación  republicana también resalta el respeto al maestro y a su trabajo, quien tiene un carácter crucial en la tarea educativa.

Las primeras dos décadas del Colegio Madrid se desarrollaron dentro de un ambiente  político  y  educativo  propicio  para  su  crecimiento  e  institucionalización. Así, el Colegio enriqueció su proyecto con la entrada de maestros, trabajadores y alumnos mexicanos, construyendo una nueva realidad como institución educativa mexicana, heredera del exilio español. En términos de expansión y diversificación es importante destacar que el proyecto educativo fue fortalecido con la creación de los estudios de secundaria en 1950 y los de bachillerato en 1953.

En  los  años  sesenta  y  setenta  el  Colegio  se  convirtió  en  un  lugar  de innovación  educativa  al  adaptar  su  proyecto  original  a  los  nuevos  tiempos, incorporando nuevas tendencias didácticas siempre con el alumno como eje de su labor. Para entonces la planta docente ya iniciaba su segunda generación y una parte importante estaba integrada por ex­alumnos destacados.